Inencontrable en estos tiempos,

frágil, perfecta, mirada transparente.
¡Cuántas noches de luna admirada!
Las estrellas parecían más brillantes,
la felicidad esparcida de azul,
el aroma a jazmín perfumaba el aire.
Amor de besos esparcidos, inseparables,
que eran savia divina de vida,
una mujer llena de primaveras.
La quise, no supe retenerla.
Tenía gracia, su mirada volaba
a través de los distintos azules del mar.
pero esa dicha escapó de mis manos.
¡Feliz y profundo amor!
Cuando se ama de verdad
y se dibuja en el alma
a la mujer que se quiere.
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