AMOR PROHIBIDO

Era seductoramente bella,
estaba hecha de pasiones,
a su paso iba dejando huella
que hacía florecer tentaciones.

Rostro de blanca hermosura,
de mirada fresca y pasional.
Su voz era dorada, melodiosa
con notas de alegría, tenía
una belleza distinta cada día.

Con ella aprendí a conocer el amor,
en las noches nos embriagábamos
de besos, promesas y estrellas.
La adoré, nos amábamos con locura,
sin embargo, el amor no estaba en el amor
¡cuánta tristeza dejó en mi su partida!

Recuerdo aquel viejo diván,
donde la luna depositaba su luz
para acoger la pasión juvenil
en un delirio in extremis.

Vivimos de prisa ese idilio,
con el vértigo del amor robado
que nos estaba prohibido, pecado
que consumía nuestras almas.

Al despertar de la siesta del amor
el pecado te embellecía más,
recobrabas el pudor tras el cual
ocultabas nuestro amor prohibido.