Hay una suerte de soledad,
de amor inconcluso, de vida no
realizada, de episodios de tristeza.
Romance de verano que no fue pasajero,
pero que no prosperó, se desvaneció
con el juramento de amor eterno.
Amor sin esperanza, amor del tiempo
que se esfumó en la marea de la vida,
pero no se divorció del olvido.
Le dimos la espalda al amor,
a esos juegos de caricias prohibidas.
No tuvimos valor para huir
con nuestra pasión a cuestas,
cariño que se perdió en el espacio.
Las ansias de amar en esta soledad,
tan sola, me acompaña siempre.
¡La felicidad y el amor solo tiene su hora!
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