Despierto con el trino de las aves,
miro a través de la ventana, afuera
despunta el alba, la bruma cubre
los árboles y las plantas de rocío.
Está húmedo, se siente el invierno
que se muestra con todo su rigor.
Veo el sol a retazos, cuando las
nubes se compadecen y abren paso
a los débiles rayos de dorada luz.
Salgo a caminar por la espesura
del bosque, las hojas muertas
parecen quejarse bajo mis pisadas.
Vuelan los pensamientos, ajenos
al clima, añorando sentimientos
de afecto que me brindabas
en esta naturaleza tan nuestra.
El frío me vuelve a la realidad,
ya no caminas estos parajes
deshojando flores junto a mí,
el tiempo te raptó de mi lado
pero no de mi alma, estás en ella
esperando caminar la senda del adiós.
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