Los olivos están floridos
en armonía con el viento,
se oye correr el agua limpia
y serena del arroyo.
Te miro con pasión encendida,
de tus labios brotan susurros,
tus ojos están radiantes,
llenos de verdades perla mía.
La tarde está llena de murmullos:
los tuyos, los míos, los de la naturaleza;
se agitan las fibras íntimas
bajo los verdes aromas del olivar.
Tomo tus manos amadas y níveas,
tu cuerpo se ciñe al mío
en la penumbra, juntos tu y yo,
encuentro que ha quedado en mi alma.
Es la dicha de aquella tarde
de reposo dormido, cuando gemías de amor,
tejiendo de ilusiones el sendero
que conduce a un paraíso ancho y bello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario