Misteriosa y silenciosa niña
de mirada triste y profunda,
que endulzas las horas maduras
del ocaso que llega a mi ser.
No te debería amar,
por eso te amo más.
Tu figura diáfana resplandece
en la oscuridad de mis noches.
Ni tu ausencia ni la distancia
me han impedido quererte,
deseo tener tu gracia y encanto
en el atardecer de los años.
Pues, si amamos las mismas cosas
y si tus ideales son los míos,
ven y enamorate de mi
ahora que he conocido tu nombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario