Me voy encerrando en mi soledad,
en ella me encuentro a gusto
lejos de la áspera y malsana sociedad,
libre de los fantasmas de la ciudad.
Sólo se lo que espero:
un noble y meditado pasar,
por herencias no me preocupo,
no hay bienes ni fortuna que legar.
Vivir sin prisas ni sinsabores,
sin limitaciones ni temores,
ausente de la inculta casta,
que con mi soledad me basta.
Dormir y soñar, leer y crear
con la sabiduría que da los años,
escribir de todo sin recelar
de nada, en la verdad no hay engaños.
Que la voz interior, la conciencia,
de a luz sin miramientos
ni soberbia mis pensamientos,
que nacen en el ocaso de mi existencia.
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