Las hojas yacen muertas en otoño,
cubre los prados y senderos el rocío,
hojas amarillas del crepúsculo
que tapizan la tierra hosca.
El sol aclara el paisaje gris
que nace con las nubes del cielo,
débiles rayos de áurea calidez
enciende la tarde oscura y triste.
Perdido ando y el corazón doliente,
buscando el amor de una mujer
que aún late en mi alma,
porque ausente de su amor no vivo.
Quiero que vuelva a mirarme
con eso ojos de luz preciosa,
para sentir la claridad que me dio
cuando su pasión perfumaba mi ser
y sus besos me encendía las venas,
encadenando mi vida a la suya.
Ha sido la única mujer digna
que con sus encantos me hizo triste.
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