cautivan con su luz.
Dos luceros seductoresque alientan amor.
El encanto de tu mirada
hizo que el alma creciera,
no me negaste tu cariño,
contigo supe de amores.
Tus bellos ojos vieron
mis ardores y temores,
al enfrentarme a tu pasión
cuando me diste tus favores.
Inclinado sobre tu seno
tras una noche de fuego,
con la alegría de la alborada
esclavo tuyo desperté.
Encontré la libertad del alma
en cada poro de tu cuerpo,
después de sentir tu aliento
gentil, de un murmullo lento.
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