Con celo guardo tu nombre
en el sagrado cofre del alma.
¡Qué poco duró el amor ...
... lo mismo que una flor!
¡En las noches se inflama el pecho
al recordarte! Te busco, te nombro,
eres mi delirio; silencio y asombro
pues la soledad es un hecho.
No he vuelto a conocer el amor
desde aquel día de tibio beso,
odiosa y triste despedida, preso
de una última pasión y dolor.
¿Por qué dejé ir tu ternura?
Nos separamos con el alma herida,
yo semblante adusto, tu sorprendida,
no mas caricias, besos ni dulzura.
¿Leerás mis versos algún día?
La soledad del alma enloquece,
tu recuerdo mi vida entristece,
tu nombre en mi aún permanece.
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