CHILE: UNA SOCIEDAD MUERTA

                             La ciudadanía chilena, sus anhelos y reivindicaciones sociales

Nuestra sociedad está buscando ser escuchada por las autoridades, pues son muchos los problemas de desigualdad, discriminación e inequidad que requieren prontas soluciones. La gente está cansada de la mala educación, de la creciente y violenta delincuencia, de la pésima y cara salud, y de las paupérimas pensiones de la gran mayoría de los chilenos.

Pero no se puede protestar atacando, saqueando, destruyendo bienes públicos y privados. Haciendo barricadas con maderas y neumáticos, entorpeciendo el libre tránsito de la gente y contaminando el medio ambiente. Tirando bombas molotov, tomándose los establecimientos educacionales: rompiendo mobiliario, libros, equipos computacionales y documentación escolar.

Esto es: ¡Caos! Cerrar las puertas al diálogo y al entendimiento. Así no se consigue nada, solo es retroceso. Haciendo propicio el ambiente para una violencia y enfrentamiento que a nada bueno conduce. La violencia solo genera violencia. Estas actitudes lindan en lo delincuencial. Hay que buscar consensos, actuar con meridiana sensatez.

Esto puede volverse en contra de todo el pueblo. Si sumamos los problemas que tiene el ejército, con oficiales procesados y detenidos, por actuaciones ilícitas y otras por tema DDHH, pronto saldrán las mismas mujeres de antaño a tirar maíz a los militares, como ya lo hicieron en el pasado, con un final de triste recuerdo y lamentables consecuencias.

Al parecer nadie quiere ver bajo el agua, ni piensa con claridad. Individualismo, indolencia e insensatez han puesto una venda sobre los ojos de la gente, la que, más temprano que tarde, podría lamentar no haber actuado con la razón.

Hay que aprender a pensar. Hay que aprender a escuchar. El ciudadano es dueño del poder, pues él, como elector, es el soberano de su país. El tema no pasa por: vencer por vencer, sino por convencer con ideas inteligentes, para que tras el diálogo se llegue a soluciones constructivas, que dejen conformes a todos los convocantes, haciendo buen uso de la razón.

¡Hagamos buena política, votando por gente proba y seria, seamos soberanos del país, y terminemos con los privilegios de unos pocos, en desmedro de la gran mayoría de los chilenos!