Prisionero de los sueños
que hacen nido en mi,
he pasado los años
batallando con frenesí.
Caminando a la deriva
con paso cansado y lento,
dejando en esta vida
casi todo mi aliento;
silente andar, alma ardiente,
que a su suerte se inclina,
buscando sin fe ni contento,
solo con una idea en mente,
y a ella su afán destina,
para dejar atrás el quebranto.
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