¡Cuánta envidia encierra
la crítica por mi afán literario,
se mofan de mi modesto ideario
de conocer lo que es en la tierra!
¡Cuánta envidia e ignorancia
de aquel espíritu atolondrado,
que no sale de su metro cuadrado
y del saber puso distancia!
Bendita sea mi suerte
de tener la compañía
de volúmenes que educan:
aprender del arte y la poesía,
y de acordes musicales que surcan
las aguas, entre la vida y la muerte.
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