Pienso que cuando hemos llegado al otoño de la existencia, vale la pena recordar los caminos, los afanes, las obras, errores y logros.
Ser claros y prolijos, consecuentes, transparentes, pues no podemos mentir, ya que la conciencia nos enrostrará la verdad.
En las rutas recorridas quedaron nuestras huellas, aquellas que nos llevaron por todos los lugares donde nos instaló la vida.
Evocar es memoria, historia personal, una realidad que no podemos cambiar. El pentagrama ya quedó firmemente pauteado, a punto para interpretar la melodía de la despedida.
Y emprender el camino al sueño eterno, a lo desconocido, donde ya no habrá sueños ni pesadillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario