Las rosas del rosal,
niña amada,
hoy son de rojo fulgor,
mañana serán miel.
Eres mi jardín,
suave como el satín
y hermosa como un jazmín,
sin principio ni fin.
Te he querido
y nadie lo ha sabido,
a ti fiel he sido,
en mi no existe olvido.
De tus labios besos deshojé,
una noche púrpura me enamoré
y corriendo en blanco corcel
al universo celeste cabalgué.
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