Caminé calles de otras tierras,
bebí el vino de otras vides
bañadas de otros soles y vientos,
bajo el triste peso del exilio.
Viví de penas y alegrías
con el alma agitada de recuerdos,
que evocaba al caer cada noche
bajo la tenue luz de la luna.
Conocí países de historias milenarias,
anduve a la sombra de su cultura
tras la búsqueda insaciable
de nuevas esperanzas y sueños.
Juré ser dueño de mi libertad,
de existir sin miedo al dolor
de las ausencias y silencios,
y dejar atrás las añejas tristezas.
"Quien no tiene memoria ni recuerdos,
quiere decir que no tuvo historia"
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