SIEMPRE TÚ
¡Ay, cómo duelen!
Esos viejos amores
plenos de ardores,
que mi sueño velen.
Ecos que manan
frescos primores,
acuarela de colores,
que mi ocaso deleitan.
En la noche silente
acuden dolores,
martirio de amores
en el alma ausente.
Tú, siempre,
eternamente presente,
en tu corazón doliente,
yace un secreto nombre.
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