Muere el sol
en los brazos del ocaso,
la noche solitaria
abre un nuevo escenario.
Caminamos por la playa,
el mar besa la arena,
su tibieza acaricia los pies
y nuestros pensamientos calla.
En el cielo estrellado
asoma luna menguante,
cómplice de una cita
con mi bella infiel amante.
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