en mi alma, fue como
el sol de la primavera
que da calor a mi jardín.
Sus bellos ojos moros,
sus pómulos delicados
y su tierna sonrisa
continúan floreciendo en mi.
Atrás han quedado esos años,
pero cada día amanece
conmigo en la aurora, pues
no hay olvido en los sueños.
Mi sentimiento por ella
fue una oración incompleta,
porque no supe enamorarla
para que diera vida al amor.
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