La madre es la persona más superlativa, creadora y divina como mujer. Genial para educar, con cualidades de maestra en muchas cosas. Amorosa y rigurosa, suave y tierna, virtudes que quedan en la memoria de los hijos.
La madre que nos amamantó, nos enseñó a dar nuestros primeros pasos. Con esmero preparó nuestras comidas, alimentándonos con solicitud y paciencia. Nos llevó al kindrgarten, se ocupó de dirigir y corregir nuestra escritura.
Nos cultivó el interés por el estudio, la lectura y la buena música. De ella aprendimos valores de fidelidad, honradez, obediencia, respeto a los demás y a nosotros mismos. A seguir el camino recto, sin apartarnos de la senda de la honestidad.
La madre es única. Un tesoro invaluable que algunos no saben apreciar. Amor de madre nunca se olvida, permanece inalterable en el alma.
La mía partió hace 45 años (7 de abril de1974), se marchó cuando yo vivía trasplantado en otra nación, no pude darle un beso de despedida, ausente de su funeral, es un dolor que me acompaña hasta ahora.
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