Cosme y Damián, "gemelos según algunas fuentes", vivían en Égea, sobre la costa de la bahía de Alejandría en Cilicia. Fueron dos hermanos célebres por sus resultados en el ejercicio de su profesión y por prestar sus servicios sin cobrar a los enfermos. Naturales de Arabia, uno de sus milagros más conocidos fue el trasplante de una pierna a un enfermo, la pierna de un criado negro muerto poco antes.
Los dos hermanos fueron encarcelados y torturados por Lisias el gobernador de Cilicia, con el beneplácito del emperador Diocleciano (alrededor del 300 d.C.), sobrevivieron a todos los martirios por intervención divina, hasta que sus verdugos decidieron la cabeza de sus troncos por medio de una espada, decapitándolos. Fueron sepultados en Cirrhus, Siria, ciudad que llegó a ser el centro principal de su culto, donde se erigió una basílica en su honor. Culto que posteriormente pasó a Roma, y más tarde se propagó por toda la iglesia.
Se habla de milagros y curaciones maravillosas, obrados por los mártires después de su muerte. Entre personajes conocidos que atribuyeron su curación a los santos Cosme y Damián, figuró el emperador Justiniano I. A principios del siglo V, se levantaron en Constantinopla dos grandes iglesias en honor a los mártires. La Basílica que el papa Félix (526-530) erigió en nombre de Cosme y Damián en el foro romano fue dedicada posiblemente un día 27 de septiembre.
La espada, que según la tradición habría decapitado a los hermanos, conocida como Espada de San Cosme y San Damián, o espada de Essen, fue originalmente un regalo al rey Oton III alrededor del año 914 d.C. hoy se encuentra expuesta, dentro de su funda recamada en oro, en la cámara dorada de la catedral de Essen, Alemania.
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