era como el sonido
de una campanilla de plata,una sutil melodía.
Me encantaba
tu porte de princesa
criolla, tu gracia y actitud
arrobadora, me seducía.
Tus labios de rojo carmesí,
eran una deliciosa tentación,
besarte era rendirse
a tus pies, morena de mis sueños.
Cuantas atardeceres vivimos
aquellos años de loca juventud,
fueron días de amor ardiente
con la complicidad de la soledad.
Te quiero, dijiste ...
no lo he olvidado nunca.
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