Heráclito nació en Éfeso el 540 a.C. murió el 480 a.C. Fue un filósofo griego. conocido como el Oscuro de Éfeso. Natural de Éfeso, ciudad de Jonia, en la costa occidental del Asia Menor (actual Turquía). Como los demás filósofos griegos anteriores a Platón, no quedan más que fragmentos de sus obras, y en gran parte se conocen sus aportes gracias a testimonios posteriores.
Su obra es completamente aforística. Su estilo remite a las sentencias del Oráculo de Delfos y reproduce la realidad ambigua y confusa que explica, usando el oximorón y la antítesis para dar idea de la misma. Diógenes Laercio (en Vidas ...IX 1-3, 6-7 y 16), le atribuye un libro titulado Sobre la naturaleza, que está dividio en tres secciones: Cosmológica, Política y Teológica. No se posee mayor certeza sobre este libro.
Heráclito afirma que el fundamento de todo está en el cambio incesante. el ente deviene y todo se transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que nada escapa. Es común incluir a Heráclito entre los primeros filósofos físicos, como los llamó Aristóteles que pensaban que el mundo procedía de un principio natural (como el agua para Tales de Mileto, el aire para Anaxímenes y el ápeiron para Anaximandro), y este error de clasificación se debe a que, para Heráclito, este principio es el fuego, lo cual no debe leerse en sentido literal, pues es una metáfora como, a su vez, lo eran para Tales y Anaxímenes. El principio del fuego refiere al movimiento y cambio constante en el que se encuentra el mundo. Esta permanente movilidad se fundamenta en una estructura de contrarios. La contradicción está en el origen de todas las cosas.
Todo este fluir está regido por una ley que él denomina logos. Estos logos no solo rige el devenir del mundo, sino que le habla al hombre, aunque la mayoría de las personas "no sabe escuchar ni hablar". El orden real coincide con el orden de la razón, una "armonía invisible, mejor que la visible", aunque Heráclito se lamenta que la mayoría de las personas viva relegada a su propio mundo, incapaces de ver el real. Si bien Heráclito no desprecia el uso de los sentidos, como Platón, y los cree indispensables para ver la realidad, sostiene que con ellos no basta y que es igualmente necesario el uso de la inteligencia.
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