Caupolicán nace en Pilmaiquén, muere en Cañete en 1558. Fue un Toqui mapuche que lideró la resistencia de su pueblo contra los conquistadores españoles, que llegaron a Chile durante el siglo XVI. Su principal esposa fue conocida como Fresia, también denominada Güeden o Paca por otros autores. Su hijo conocido fue Lemucaguin, llamado Caupolicán el joven.
Luchó desde su juventud contra los conquistadores españoles logrando la libertad de su territorio. Fue elegido toqui de los mapuches, siendo sucesor de Lautaro, aunque Alonso de Ercilla destaca su elección antes, siendo el candidato secreto de ColoColo para la conducción de la guerra. Al parecer era miembro de una familia muy respetada en la sociedad mapuche, pues él y sus hermanos estaban siempre en el núcleo de jefes que planificaban los movimientos de guerra. De hecho Gerónimo de Vivar lo señala en la Batalla de Millarapue: "murieron 120 indios, entre los cuales mataron siete principales, y un hermano de Oteopolicán (Caupolicán), que no era menos belicoso".
Caupolicán prisionero y Fresia
Los mapuches son un pueblo que resistió la conquista española del sur de Chile. Junto con Lautaro fue uno de los conductores de los araucanos en las guerras del siglo XVI. Cooperó con Lautaro en la toma del fuerte Tucapel y en la batalla de Tucapel, donde es derrotado el ejército conquistador y muere Pedro de Valdivia. Después de algunas derrotas mapuches en el combate del fuerte de San Luis, y en la batalla de Lagunillas, después de la muerte de Lautaro, los mapuches quedaron sin un jefe digno que los guiara. Caupolicán fue elegido por su gran fortaleza física y valentía. Tuvo que demostrar su fuerza ante los caciques, entre los que se encontraban Tucapel y Rengo presididos por ColoColo, sosteniendo un grueso tronco de árbol durante dos días y dos noches, antes de ser elegido toqui.
La batalla de Millarapue fue dirigida por Caupolicán, montado en caballo blanco. Los mapuches fueron derrotados y los españoles restablecieron el fuerte de Cañete, no lejos de donde estuvo emplazado el de Tucapel. El 20 de octubre atacaron la ciudad fortificada de Cañete, fue rodeada y sitiada por 15 mil mapuches. La situación era crítica, pues si los españoles salían a campo abierto era una derrota segura. Un yanacona proespañol, Andresillo, urdió un plan para engañar a los mapuches y atraerlos al fuerte, se hizo pasar como desertor de los españoles, los mapuches le creyeron y les contó que la hora de la siesta era el mejor momento para atacar a los españoles. Caupolicán hizo comprobar lo dicho por Andresillo y ordenó la introducción de un espía en el fuerte. Prevista la visita del espía, los españoles se hicieron los dormidos. El 5 de febrero fue el ataque, Andresillo abrió las puertas del fuerte y una masa de mapuches ingresó silenciosamente, fueron recibidos por una descarga de fusilería provocando una gran mortandad y los atacantes escaparon en desbandada.
Caupolicán pudo huir, la caballería española no había llegado a la zona de combate, cuando llegaron los mapuches escapaban por los cerros y los españoles salieron en su persecusión. Una avanzada al mando de Pedro de Avendaño llegó a Pilmaiquén y en la batalle de Antihuala, el 5 de febrero de 1558, capturó a Caupolicán. Cuando era conducido al fuerte de Tucapel, salió al paso una india iracunda, Fresia con un bebé en brazos, que le reprochó el haberse dejado capturar vivo, y le arrojó el hijo a sus pies. Fue llevado ante Alonso de Reinoso, quien lo condenó a morir en la pica, una muerte terrible por empalamiento.
Muerte de Caupolicán
Caupolicán fue subido y amarrado a una tarima que tenía una punta de madero, cortado en forma de pica, en el centro. Mostró gran serenidad, mirando con soberbia a la multitud. Alzó el pie derecho aún con las amarras puestas y dio una gran patada al verdugo, que rodó de la tarima; hecho esto, él mismo se sentó en la pica, y sin dar ninguna muestra de dolor, murió por perforación intestinal.
Los mapuches son un pueblo que resistió la conquista española del sur de Chile. Junto con Lautaro fue uno de los conductores de los araucanos en las guerras del siglo XVI. Cooperó con Lautaro en la toma del fuerte Tucapel y en la batalla de Tucapel, donde es derrotado el ejército conquistador y muere Pedro de Valdivia. Después de algunas derrotas mapuches en el combate del fuerte de San Luis, y en la batalla de Lagunillas, después de la muerte de Lautaro, los mapuches quedaron sin un jefe digno que los guiara. Caupolicán fue elegido por su gran fortaleza física y valentía. Tuvo que demostrar su fuerza ante los caciques, entre los que se encontraban Tucapel y Rengo presididos por ColoColo, sosteniendo un grueso tronco de árbol durante dos días y dos noches, antes de ser elegido toqui.
La batalla de Millarapue fue dirigida por Caupolicán, montado en caballo blanco. Los mapuches fueron derrotados y los españoles restablecieron el fuerte de Cañete, no lejos de donde estuvo emplazado el de Tucapel. El 20 de octubre atacaron la ciudad fortificada de Cañete, fue rodeada y sitiada por 15 mil mapuches. La situación era crítica, pues si los españoles salían a campo abierto era una derrota segura. Un yanacona proespañol, Andresillo, urdió un plan para engañar a los mapuches y atraerlos al fuerte, se hizo pasar como desertor de los españoles, los mapuches le creyeron y les contó que la hora de la siesta era el mejor momento para atacar a los españoles. Caupolicán hizo comprobar lo dicho por Andresillo y ordenó la introducción de un espía en el fuerte. Prevista la visita del espía, los españoles se hicieron los dormidos. El 5 de febrero fue el ataque, Andresillo abrió las puertas del fuerte y una masa de mapuches ingresó silenciosamente, fueron recibidos por una descarga de fusilería provocando una gran mortandad y los atacantes escaparon en desbandada.
Caupolicán pudo huir, la caballería española no había llegado a la zona de combate, cuando llegaron los mapuches escapaban por los cerros y los españoles salieron en su persecusión. Una avanzada al mando de Pedro de Avendaño llegó a Pilmaiquén y en la batalle de Antihuala, el 5 de febrero de 1558, capturó a Caupolicán. Cuando era conducido al fuerte de Tucapel, salió al paso una india iracunda, Fresia con un bebé en brazos, que le reprochó el haberse dejado capturar vivo, y le arrojó el hijo a sus pies. Fue llevado ante Alonso de Reinoso, quien lo condenó a morir en la pica, una muerte terrible por empalamiento.
Caupolicán fue subido y amarrado a una tarima que tenía una punta de madero, cortado en forma de pica, en el centro. Mostró gran serenidad, mirando con soberbia a la multitud. Alzó el pie derecho aún con las amarras puestas y dio una gran patada al verdugo, que rodó de la tarima; hecho esto, él mismo se sentó en la pica, y sin dar ninguna muestra de dolor, murió por perforación intestinal.
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