Deambulando sin destino por las calles de Barcelona, con mis penas a cuestas, bajo por Vía Layetana y llego hasta la Barceloneta. El aroma del ajo y del perejil, especias y aceite de oliva, me vuelven a la realidad. Una fragancia que tortura, abre el apetito hasta el dolor.
Me interno por callejuelas repletas de marinos y turistas, es un ambiente especial, una fiesta de olores y sabores. Mesones repletos de tesoros: exquisitos pescados, camarones al vapor, mariscos rosados, sabrosos calamares, aromas que hieren y acarician.
Una parrillada de mariscos, gambas al ajillo, choritos maltones, todo cocinado a la plancha, un delirio que sabe a gloria. Humeantes y apetitosas paellas, exuberante combinación de arroz, pollo, salchichas, langostinos, choritos cocidos, arvejas, pimientos morrones y hierbas aromáticas. Un manjar ¡como dios manda!
Gambas al ajillo
¡Lo degustaría todo! Pero las escasas pesetas de mi hucha, ajenas a mi apetito voraz, apenas alcanzan para un bocadillo y mitigar el hambre de un día. Un chato de negro vino riojano ahuyenta las penas por un instante, mientras atiendo mi antojo.
Butifarra catalana
La Barceloneta atrae por su magia, por la sencillez de su gente de mar y la sensualidad del pueblo catalán. Nace otra vida, cuando cae la noche en este barrio marino, que se levanta alegre en una costa sola, a orillas del Mediterráneo. Tengo que regresar a Barcelona, cuando aún tengo ilusión por la vida, volver a visitar a mis caros amigos de este hermoso puerto español.
Debo recuperar el testimonio de todas mis experiencias pasadas, tengo que pensar y escribir sobre las rutas recorridas, para transformar mis recuerdos en una buena realidad. Quiero sentir lo que me da la vida, vivir intensamente, para saber que existo cada día.
Necesito ir al encuentro de la Madre Patria, antes que la muerte me lleve hasta el mismísimo silencio.
Me interno por callejuelas repletas de marinos y turistas, es un ambiente especial, una fiesta de olores y sabores. Mesones repletos de tesoros: exquisitos pescados, camarones al vapor, mariscos rosados, sabrosos calamares, aromas que hieren y acarician.
Una parrillada de mariscos, gambas al ajillo, choritos maltones, todo cocinado a la plancha, un delirio que sabe a gloria. Humeantes y apetitosas paellas, exuberante combinación de arroz, pollo, salchichas, langostinos, choritos cocidos, arvejas, pimientos morrones y hierbas aromáticas. Un manjar ¡como dios manda!
Gambas al ajillo
¡Lo degustaría todo! Pero las escasas pesetas de mi hucha, ajenas a mi apetito voraz, apenas alcanzan para un bocadillo y mitigar el hambre de un día. Un chato de negro vino riojano ahuyenta las penas por un instante, mientras atiendo mi antojo.
Butifarra catalana
La Barceloneta atrae por su magia, por la sencillez de su gente de mar y la sensualidad del pueblo catalán. Nace otra vida, cuando cae la noche en este barrio marino, que se levanta alegre en una costa sola, a orillas del Mediterráneo. Tengo que regresar a Barcelona, cuando aún tengo ilusión por la vida, volver a visitar a mis caros amigos de este hermoso puerto español.
Debo recuperar el testimonio de todas mis experiencias pasadas, tengo que pensar y escribir sobre las rutas recorridas, para transformar mis recuerdos en una buena realidad. Quiero sentir lo que me da la vida, vivir intensamente, para saber que existo cada día.
Necesito ir al encuentro de la Madre Patria, antes que la muerte me lleve hasta el mismísimo silencio.
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