sábado, 8 de agosto de 2015

JAVIERA














Jamás olvidaré la luz,
ni el brillo de sus ojos
de su mirada tierna que
confesaba una tristeza.

Amor que no supe afrontar,
un imposible oculto en el silencio
de un secreto, que ni el tiempo
ni la distancia lograron develar.

Vienes siempre a mis sueños
en noches claras y estrelladas,
inspiradora de mis fantasías
literarias, pues eres mi musa.

Imborrablemente vives en mí.
pues los sueños se recrean
con la fuerza de un recuerdo,
y nada ni nadie puede negarlos.

Ella era muy bonita y
ciertamente le profesaba
un cariño real, ardiente,
que confortaba mi corazón.

Rehusé asumir la realidad,
a pesar de mis sentimientos,
fui cómplice de mi silencio
sabiendo que otro era mi destino.

Aceptar espiritual y libremente,
porque tenía clara conciencia
que sólo la verdad sería el camino
para ver florecer ese gran amor.

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