La madre que no existe,
el padre que la siguió,
los hijos que se han ido,
el amor que se extinguió.
La familia que se aleja,
los amigos ya no están.
El trabajo que no realiza,
la esperanza que agoniza.
¿NADA?
Solo queda mi pluma,
fiel compañera y consejera
que plasma mis alegrías,
triunfos e infortunios
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