La noche está cerca, gime el viento
y el frío húmedo cala hasta los huesos,
la lluvia azota los ventanales, la
tempestad va creciendo en intensidad.
A través de los cristales contemplo
la furia de la naturaleza, se mezcla
el ruido de la lluvia con el inconfundible
rugido de las olas y el mar en el litoral.
Es la noche triste de la soledad.
En esta inquietante oscuridad
asoman nostalgias del alma,
en la penumbra gris veo
los fantasmas del pasado, espectros
que están danzando frente al fuego de
la chimenea, que relumbra y da chispazos.
La noche está agitada, libera los ecos
del pasado y atormenta el espíritu,
es una velada solitaria como la vida.
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