Hace 50.000 años, según Juan Luis Arsuaga, departamento de Paleontología de la Universidad Complutense de Madrid, y uno de los codirectores de los trabajos de investigación en Atapuerca, Burgos, existían tres especies humanas sobre la faz de la Tierra. En Europa, Oriente Próximo y Asia Central vivían los neandertales, en Java los últimos representantes de Homo Erectus y en África, seres humanos como nosotros, es decir, de la especie Homo Sapiens.
Sin embargo, hace 20.000 años sólo quedaban humanos modernos.
Cada vez parece más claro, a la vista de los hallazgos fósiles y las nuevas dataciones, que los neandertales no evolucionaron en Europa para dar lugar a los humanos modernos, sino que éstos los reemplazaron. Pero al mismo tiempo, conforme se retrocede en la escala temporal, más difícil resulta diferenciar los fósiles de una y otras líneas.
Aunque puede no haber habido intercambio génico entre los finales de las tres líneas, muy probablemente sí lo hubo en tiempos más antiguos, si bien el propio Arsuaga piensa, igual que I. Tattersall, que la evolución de las tres líneas fue claramente independiente.
Para clasificar las formas antiguas se ha recurrido a la antigua denominación Homo heidelbergensis, que para algunos sería el antepasado común de los neandertales y los humanos modernos, mientras que para otros englobaría únicamente a los antecesores de los neandertales. Ahí es donde cobra especial importancia la abundancia de materiales encontrados en Atapuerca.
A partir de ellos, Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, codirectores de las excavaciones de este importante yacimiento burgalés, han propuesto la existencia de una nueva especie: Homo antecessor.
En pocos años los yacimientos de Atapuerca, han pasado a ser considerados como una de las localidades emblemáticas de la paleoantropología. El valor de dichos yacimientos fue descubierto en 1978, aunque no se empezaron a excavar hasta 1982. Lo que se conoce, con ser mucho, es sólo una ínfima parte de lo que seguramente contienen.
Concretamente, la denominada Sima de los Huesos y la Gran Dolina han proporcionado una extraordinaria muestra de la presencia humana en la zona. En la Sima de los Huesos se han encontrado centenares de huesos humanos pertenecientes a más de treinta individuos -de ambos sexos y edades diversas, aunque predominan los adolescentes- de una misma población biológica. Las dataciones realizadas les otorgan una antigüedad de unos 300.000 años.
Por su parte, en la Gran Dolima se localizaron, en 1994 más de 100 restos fósiles de homínidos, asociados a grandes cantidades de industria lítica. Concretamente, a partir de estos fósiles, se ha establecido la especie Homo antecessor, con una antigüedad cercana a los 800.000 años. Se trata de formas humanas con un esplacnocráneo muy parecido al del hombre moderno, de elevada estatura: 1,65 a 1,75 m, complexión fuerte y una capacidad craneana próxima a los 1.000 cm3. En cualquier caso y más allá de cómo se interprete su posición en el árbol evolutivo humano, se trata de los restos fósiles más antiguos del género Homo hallados hasta la fecha en Europa.
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