Estoy solo en el estudio
leyendo y escribiendo, cansado,
lo mismo de siempre, el tedio,
salgo a caminar a paso pausado.
La tarde está fría, corre el viento,
necesito verla, tenerla para siempre,
para confesarle el amor que siento
un atardecer, cuando la encuentre.
La vida se torna lenta
cuando mi corazón evoca
su cuerpo fragante, aroma a menta
fresca salía de su boca.
Años han pasado ya
desde mi regreso de un viaje lejano,
todo cambió, ella ya no está,
la frente marchita, el pelo cano.
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