lunes, 21 de marzo de 2016

LA QUINTA

La Quinta, apenas la recuerdo...
la brisa de otoño me trae los ecos
de mi niñéz, cuando vacacionaba
en ella, en medio de árboles frutales,
grandes parrones, ciruelos, perales,
duraznos en torno de la higuera.

Granados, uno a la sombra del nogal,
donde correteaba cuncunas multicolor,
el naranjo con su aroma de azahares,
un paraíso, delicia y disfrute.

Los parrones y sus racimos retorcidos
nos regalaba uva blanca, rosada y negra,
la agarrábamos a gajos, dulces y jugosos,
mientras correteábamos inocentemente.

Me detengo en esos recuerdos,
embriagado en mi alma sensible...
la quinta, enorme, la más bella, es
un sentimiento personal imperceptible.

Sus flores: calas, lirios y azucenas,
peonías y rosales en su huerto,
son ecos del pasado, es cierto,
la quinta, la abuela, no conocí penas.


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