Tus labios rojos pasionales
besan sus pecados en mis labios,
descansas tu cabeza en mis hombros
y tu pecho reposa sus simas en el mío.
Cuerpo firme, vientre terso y vírgen,
que se ciñe con cadencia a mi piel.
Tus ojos no dejan de mirar las sombras,
en silencio palpo tus flancos albos,
suaves como la seda, eres espíritu
y fragancia, amor, desnuda calidez.
De tus ternuras aprendí a quererte
y adiviné la tristeza de tus sueños,
te consolé a la luz de las estrellas
y tu tristeza se desvaneció en mis manos.
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