"¡Qué rudo, qué brutalmente incomprensivo es el arte de nuestro tiempo" (Azorin)
"Dentro de dos, tres o cuatro siglos, los artistas se asombrarán de nuestra grosería. Lo extraordinario y lo anormal llenan el teatro y la novela. Como antes no supieron comprender la Naturaleza, ni acertaron con la poesía del paisaje, ahora no comprendemos lo artístico de los matices de las cosas, la estética del reposo, lo profundo de un gesto apenas esbozado, la tragedia honda y conmovedora de un silencio".
¡Estupendo caso!
"A lo largo de la evolución humana, la sensibilidad y la exteriorización de la sensibilidad no han marchado uniforme y paralelamente; y así, en nuestros días, mientras que las sensaciones han venido a ser múltiples y refinadas, la palabra, rezagada en su perfectibilidad, se encuentra impotente para corresponder a su misión de patentizar y traducir lo que siente. Hay cosas que no se pueden expresar".
"Las palabras son más grandes que la diminuta, sutil sensación sentida. ¿No habéis experimentado sentimientos que no son odio y tienen algo de odio, que no se puede decir que no son amor pero tienen algo de amor, que no se puede expresar? ¿Cómo traducir los mil matices, los infinitos cambiantes, las innumerables expresiones del silencio? ¡Ah el silencio! ¡Ah los silencios trágicos, feroces, iracundos de la amistad y del amor! ¿Dónde están las palabras que hablen lo que hay en el ambiente silencioso que rodea a dos amantes, ya felices, sin esperanzas ya, sin ansias ya?"
(Azorin)
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