miércoles, 6 de abril de 2016

CARTA A UNA MUJER


Cuando te vi, ibas radiante por el paseo junto al mar, imposible no volverme para admirarte y soñar con las fantasías de siempre. Saludarnos con un beso, con tu cabellera enredada en mis labios, sintiendo tu aroma de primavera acariciando mis sentidos.

Caminabas contenta, sabiendo lo que sentía por ti. Amistad que con el tiempo se transformó en un apasionado amor, el que solo tu y yo conocimos en secreto nido: Amor que nació una día de otoño, entre la tarde y la noche. Encuentros de atardeceres, pasiones furtivas, bien sabes lo que me hiciste sentir desde aquel momento, desde siempre.

Nadie sabe que te amo, ni cuanto te amé, ni falta que hace. Nadie podrá privarme ese privilegio, ni siquiera tú podrías impedir que te ame hasta el día que emprenda vuelo al país del nunca jamás. Porque nací para encontrarte en mi camino, verte y enamorarme de ti, de tu cabellera oscura, de tus manos suaves, de tu risa cristalina, de tus besos entrañables, de tu seno cálido.

Ni siquiera imaginas cuanto te he amado y soñado, lo mucho que he pensado en ti, a pesar del tiempo, de tu ausencia, de haber hecho mi vida con otra persona y formado familia. La vida me recuerda todos esos mágicos momentos pasados junto a ti, especialmente esa tarde que, por primera vez, te tuve entre mis brazos y aprendí a enamorarme de la mujer que nació conmigo, la única que he adorado hasta ahora.


En la soledad solo quedan estos recuerdos imborrables... -If you go away- El viento te llevará un besos donde quiera que estés...


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