Dulce amiga de mi vida,
regresas con la brisa nocturna
para alegrar la orfandad dolida
de una existencia taciturna.
Eres mi adorado sueño azul,
a quien rendí mi amor
una tarde que cubrías de tul
tu cuerpo desbordante de pasión.
Ha vuelto a iluminar el pasado
afloran los recuerdos, renace el amor
que estaba lejos, oculto, olvidado
en algún desván del alma marchita.
¡Fuera las penas, atrás la tristeza!
Quiero recuperar las suaves caricias
de tu mano, tus besos, y esa belleza
que tenía cautivo mis sentimientos.
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