Cuando se apagan los ecos del canto
solo quedan recuerdos tras el adiós,
nadie evocará las rimas del poeta,
escritas con la devoción del exegeta.
Todo se duerme en el olvido,
ya no hay notas ni escribiente
para dar vida al verso prometido,
ni flor para el alma del penitente.
La losa fría cubre de soledad
las palabras inspiradas de la pluma ,
los versos emigraron con el alma
batiendo sus alas hacia el jardín azul.
Todo es mortal, un sino cruel,
a todos nos llega la noche oscura
y de ella nadie se escapa, fiel
a las lúgubres tinieblas del mas allá.
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