Amo las recias manos del minero
que taladra las entrañas de la mina,
donde obtendrá los nobles metales
que guarda la noble tierra.
Amo las manos que tejen redes
que usan los viejos lobos de mar,
para recoger el tesoro plateado
que adorna la buena mesa familiar.
Amo las manos inteligentes
que laboran con solidaridad
construyendo una nueva sociedad,
que hermane a todos los hombres.
Amo las manos del artista
que trabaja la inspiración,
regalándonos las maravillas
de su genialidad interior.
Amo la manos de un infante
que se unen en una ronda,
llenando de alegría nuestras vidas
en un inocente acto de amor.
Amo las manos de mi madre
que me protegieron en su regazo,
cómo olvidar los tiernos cuidados
que me brindó cuando niño.
Amo las manos sensuales
de aquella maravillosa joven
que nació con mis sueños y se
convirtió en una mujer apasionada.
Amo las manos de Jesús,
que se dio a si mismo en la cruz,
en un acto de amor por la
redención de nuestros pecados.
Amo las manos todas
alzadas al infinito azul,
para honrar al Universo
con esperanza de un mundo mejor.
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