Bella de amores, bordada
con manto cubierto de flores,
que se mecen bajo los aires
derramados desde el azul marino.
¡La tierra y el Mar!
La aurora y la vida, el día
que nace de la noche sombría,
son mis luces de la fortuna.
Ya llega la rosa florecida
volando con su perfume,
bella como blanca estela
para posarse en mi pecho.
Verdes como el mar son sus ojos,
pupilas claras como el manantial
que corre con murmullo celestial.
En ellos van mis versos y antojos.
A lo lejos el mar rompe olas
en las peñas y roqueríos,
otros aromas, colores confundidos
con la luz de una mujer enamorada.
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