Cuando te pienso, me inspiras
y habla el idioma del alma...
solo quiero adorarte como
solo se adora a una diosa.
Me basta contemplar
todo el esplendor de tu gracia,
con la esperanza de amarte
y poseer tu vida hasta la muerte.
Vestida de rojas sedas
pones color a mi solitaria vida;
y cuando visitas mi soledad
me dejas una alegría infinita.
Ese es el don que te da Venus,
disipas mis penas y dudas,
vuelvo a nacer con tus ternuras,
y me cubres de amor en el ocaso.
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