¡La música no puede faltar!
Trae imágenes y ecos
de nuestras vidas, expresa pasión,
es poesía a ritmo de solfeos.
Una bella sinfonía
expresa sutiles sentimientos,
es una voz distinta
de nostálgicos suspiros.
La música es cómplice
de nuevos y viejos amores,
es alegría, es tristeza...
armonía, pureza y colores.
Vive en cada compás,
de alma inquieta, lúdica,
de tonalidades clásica,
de afectos y compañía.
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