Crucé una mirada contigo
y veo el amor un día,
el tuyo no me pertenecía
pues era de un viejo amigo.
Tus ojos y sonrisa grata
despiertan mi ternura,
mi mano acaricia tu frente,
siento que tu pecho se agita.
Hay cosas que no se fingen
pues nacen espontáneas,
como cuando parpadeas
de asombro si el amor se muestra.
Hay gozo en tu sonrisa,
una mirada de ardiente
abandono, es una promesa,
expresión de tu alma gitana.
Así ha comenzado nuestro amor,
con afable y sutil timidez,
creciendo con inusual rapidez,
vivaz, solo fuego y pasión.
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