jueves, 22 de septiembre de 2016

PEQUEÑOS Y GRANDES VICIOS

                                                 Las masas caen en excesos lamentables


En la sociedad hay pequeños y grandes vicios que incomodan: y que causan excesos, caos, delincuencia y violencia. 

Los pequeños, por ejemplo, incomodan a los conductores de microbuses, donde aún se paga con dinero el pasaje, y ocasionan molestias y retrasos. Las mujeres suben al transporte y comienzan a buscar el monedero, "chorito", en sus carteras que son verdaderas cajas de Pandora.

Los hombres buscan en todos los bolsillos de sus pantalones y chaquetas, finalmente encuentran el dinero en el bolsillo de la camisa. ¿Es que nadie, cualquiera sea el sexo, puede subir con el cambio en la mano para cancelar, y así no incomodar al resto de los pasajeros?

Cuando viví en España, el pasaje costaba 7 pesetas, todo el mundo andaba con las monedas en la mano y las depositaba en la máquina, y ésta activaba el torniquete para acceder al bus. En Chile, jamás lo conseguiremos pues nos creemos "pillos" y somos evasores.

Los grandes vicios: los vemos a diario. Andar pegados al celular, ora en el transporte ora en la calle. Sin reparar en molestias que causamos a los demás con una verborrea, generalmente, insulsa y soez, que a nadie le interesa.

Con el teléfono en la mano, con los auriculares puestos, estamos a merced de un accidente y/o de un robo. ¡La ocasión hace al ladrón! Un artículo de fácil reducción. Cuando lo perdemos, vamos a comerciantes de ferias y mercados en busca de un equipo. Sin darnos cuenta que estamos propiciando el delito, pues si no los adquirieramos en estos lugares, se terminaría el robo.

Otro grave vicio, que siempre se da en las aglomeraciones, es el abuso que se comete con la mujeres. Ya sea en el transporte, en eventos musicales, en salas de fiestas. También cuando las mujeres se pasan de copas, son víctimas de "degenerados" que se aprovechan de ellas, las maltratan y cometen violación. La ocasión la pintan calva.












Otro vicio: el rayado de casas, cortinas de negocios y muros, públicos o privados, señaléticas de calles, tránsito y otras. La cultura de la incultura, el nulo respeto al metro cuadrado de los demás. Debería haber una Ley dura que castigue esta irracional práctica del Feísmo.

Sociedad que, muchas veces ve las cosas de lejos, con esa típica e irresponsable complacencia del chileno, que se hace el leso o no se la juega por los demás.

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