Un pequeño rayo de luz
entra por la ventana,
contemplo el jardín
con sus flores escondidas
en las sombras de la noche.
Aspiro el frescor de la brisa
que llega desde el litoral,
la luna da paso a los ecos
de una juventud desprendida
ya de los años del ocaso.
Sigo enamorado del amor,
porque este genera alegría,
estética, felicidad y placer,
es el sumo bien, es universal
y una bella poesía de vida.
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