miércoles, 11 de enero de 2017

EL DEBER DE PENSAR


El mal que hemos visto a lo largo de la historia sobrevive, triunfa, ha tomado posesión del mundo y de la humanidad. ¿Por qué tanta imperfección? ¿Por qué nada cambia? ¿Por qué no atinamos a dar un golpe de timón y así cambiar el curso de la vida?

Lo ideal sería que todo funcionara a la perfección, pero no es así, seguimos sin aprender de experiencias pasadas. El hombre es el único animal que siempre tropieza dos veces con la misma piedra. Somos seres vivos que nos movemos, nos expresamos y sentimos. Sin embargo, no pensamos.

¿Deberíamos ver la vida: Científica, filosófica o religiosamente? Pienso que hay que verla con los ojos de la Ciencia, que todo lo prueba. Lo otro es: especulación, dogma y mito religioso, síntomas de una época retrógrada del oscurantismo.

Vivimos esclavos del poder, del consumismo, de la tecnología mal utilizada que nos tiene idiotizados. Es la corrupción intelectual de la sociedad, instalada e instaurada para desviar nuestra atención de la corruptela empresarial, política y religiosa. Un sistema viciado por la falta de transparencia, corrupción, tráfico de influencias, males enquistados en muchas democracias.

Un tema que en nuestro país huele mal. Si investigamos a fondo y destapamos esta mierda, percibiremos el pestilente olor de un sistema monstruoso. En consecuencia, es imperativo salir de este lodazal cultural.

Pensar es el deber fundamental del individuo. Hay que comprender todo, entender todo, ver todo lo que es y lo que somos en el mundo que vivimos. Hay que pensar no solo para cambiar como personas, sino para mejorar la historia del futuro de la humanidad.


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