El mundo homérico: Entre los jonios se conservó el recuerdos de los ricos y poderosos príncipes de la época micénica. Esta tradición fue recogida en el siglo VIII a.C. por el poeta jonio Homero quien en La Ilíada contó gloriosas hazañas de los héroes aqueos en su lucha contra Troya. En el siglo VII fue compuesta la Odisea que narra las aventuras de Ulises (Odysseus) y que fue atribuida a Homero.
El fue un exponente de la sociedad aristocrática que dominó a Grecia después de la invasión doria. El héroe homérico es el noble que se supera a sí mismo, alcanzando fama inmortal en la lucha heroica. Homero también da forma definitiva a las creencias religiosas griegas. Sus poemas se convirtieron en base de la educación griega.
Durante mucho tiempo se creyó que los cantos homéricos era mera ficción poética y relato legendario. Enrique Schliemann, era un entusiasta admirador de los cantos homéricos, estuvo convencido de que ellos tenían un fondo histórico y se propuso desenterrar las ruinas de Troya , la ciudad del rey Príamo, y las tumbas de los héroes aqueos.
Inició las excavaciones en el noroeste de Asia Menor. Sus esfuerzos se vieron premiados por sensacionales hallazgos arqueológicos. Pudo desenterrar las ruinas de nueve ciudades superpuesta. Creyó que la segunda correspondía a la Troya homérica y que los tesoros de oro encontrados corresponderían al rey Príamo. Hoy la arqueología identifican la séptima ciudad con la Troya de Homero.
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