No es posible poner atajos a la creatividad, ésta fluye como vertiente de nuestras entrañas. Hay que escribir sobre la vida ya vivida, de nuestra ardua lucha contra lo imposible. De bellos amores, de ilusiones no cumplidas, perdidas en el tiempo. De esa juventud lejana que vuelve a nacer en el espíritu, que sorprende y desafía los años viejos.
Lo único que envidio y codicio es el don de escritor. Quisiera escribir con amenidad, hondura y lirismo, todos los géneros de la literatura. Repasar experiencias, historias de personajes y sucesos con celo y pasión; deleitar y emocionar, hacer revivir sentimientos. Tener cualidades para el oficio de escritor, sin dejar de ser lo que uno es y piensa.
Escribir desde el alma, tener la capacidad de decir las cosas, por crueles y dolorosas que sean, con objetividad, en forma atractiva, para no cansar ni aburrir a los lectores. Hay que leer para aprender, estudiar a los grandes escritores, así podremos mejorar métrica, ortografía, redacción y escritura.
"Nulla dies sine linea". "No dejar pasar un solo día sin escribir una linea".
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