lunes, 8 de mayo de 2017

VIVENCIAS (1)


Mi curiosidad errante por conocer otros países, mis ansias de soñar, de salir, de concretar secretos anhelos fue una fantasía cumplida, pero no como hubiera deseado hacerlo. El quiebre institucional y social que desembocó en el golpe de Estado de 1973, me condujo a un no deseado exilio, que me llevó por distintos caminos.

Con tristes tristezas, nostalgia y preocupación erré calles de América y el Viejo Mundo. Buscando la alegría en tierras nuevas y ajenas, para volver a sonreír. Había que reinventarse, trabajar, dejar atrás la nave averiada. Volver a soñar la vida, dejarnos acariciar por la solidaridad de pueblos amigos. Pues más temprano que tarde los sueños tendrían que hacerse realidad.

He vivido mucho y he visto muchas cosas. Pocas son las que traen verdadera felicidad, una felicidad efímera, a retazos. Han sido más frecuentes las deficiencias, los vacíos, sin señales ni símbolos que revelen un paraíso. No somos libres, continuamos luchando y soñando entre las sombras de una sociedad visible e invisible, contaminada por la corrupción, discriminación y una ambición desmesurada de la casta político-empresarial.

En la ancianidad, bien cumplidos los setenta y algo, en un jubileo sin gloria, hay que continuar en la brecha, trabajando para mantenernos y vivir con decoro. Dedicando tiempo a la lectura, a contar y cantar en artículos y poemas lo vivido, mis experiencias, todo lo que he amado, sin esperar nada porque no he deseado nada.

Pronto sólo seré un recuerdo, disipado por el olvido. Consumidas mis ambiciones y pasiones encendidas, dormiré un día en la tierra donde se nace, se ama y se muere. Será mi eterna noche.

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