El gran poeta Virgilio, basándose en la tradición y la leyenda, cuenta en su poema Eneida que el héroe troyano Eneas, después de la caída de Troya, había llagado al Lacio y se había desposado con Lavinia, hija del rey Latino. De ellos descendió Rea Silvia, que tuvo dos hijos gemelos, Rómulo y Remo, del dios de la guerra Marte. Un hermano de Rea Silvia, anheloso de conquistar el poder para sí y sus hijos, hizo colocar a los gemelos en un canasto en el río Tíber. Mas, ellos se salvaron, siendo criados por una loba.
Años después los hermanos fundaron una ciudad al pie del monte Palatino en el mismo lugar donde los había encontrado la loba. Rómulo levantó un muro defensivo en torno a la ciudad. Remo saltó por encima del muro para reírse de su hermano. Rómulo le dio muerte. El área urbana era sagrada; nadie la debía violar. Rómulo quedó como dueño de la ciudad y le dio su nombre. Según la leyenda Roma fue fundada el año 753 a. C.
Los romanos tomaron los hechos narrados por Virgilio como hechos históricos. A ciencia cierta sabemos que los latinos fundaron algunas aldeas en las siete colinas que se elevan al sur del Tíber. Es probable que en el siglo VIII estas aldeas se unieron y formaron la ciudad de Roma. Luego la ciudad cayó bajo el dominio de los etruscos que se extendió desde Toscana al sur, fundando numerosas ciudades.
Durante largo tiempo Roma fue gobernada por reyes y nobles etruscos. Después de Rómulo siguieron seis reyes el último de ellos fue Tarquino el Soberbio. Los etruscos transformaron Roma en una verdadera ciudad. Desecaron la región pantanosa al pie del monte Palatino mediante canales, cloacas subterráneas. Allí establecieron como centro de la ciudad el foro, o sea el mercado. Consagraron el monte Capitolino a los dioses y construyeron en su cima los primeros templos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario