domingo, 12 de noviembre de 2017

LA RELIGIÓN ROMANA

                                                          Altar doméstico 


Los romanos fueron muy piadosos, creían en muchos dioses, creían que tanto las actividades humanas como los fenómenos de la naturaleza estaban dirigidas por alguna divinidad. Por intermedio de oraciones y sacrificios trataban de obtener la ayuda divina.

Había divinidades para la agricultura,  para la siembra, la cosecha, para el crecimiento de las plantas y los animales. En el ser humano actuaba una fuerza divina, el genio, que era también su ángel protector. Había que rendir culto a las almas divinizadas de los antepasados, los manes.

Los protectores de los campos eran el pacífico Saturno y el belicoso Marte. Al frente del panteón romano figuraba la tríada capitolino: Júpiter, Juno y Minerva. Júpiter, señor del cielo, que se manifestaba a través del trueno y del relámpago, se convirtió en el dios principal y protector de la ciudad y del poder romano.

A Júpiter se le agradecían los triunfos en la guerra. La procesión triunfal del general victorioso era un acto sagrado. Los romanos al entrar en contacto con la cultura griega, identificaron a sus dioses con los dioses griegos: Júpiter fue identificado con Zeus, Venus con Afrodita, Mercurio con Hermes. Al mismo tiempo los romanos empezaron a introducir en Roma a dioses y cultos extraños. Los etruscos introdujeron en Roma la costumbre de erigir estatuas en honor de los dioses.

El culto doméstico era ejercido por el padre de familia. Para el culto público había sacerdotes a cuyo frente figuraban los pontífices y el Pontífice Máximo. Las vestales, sacerdotisas de Vesta cuidaban en el templo de la diosa el fuego sagrado. Las vestales no debían casarse para dedicarse enteramente al culto divino.            

No hay comentarios:

Publicar un comentario