Amo su recuerdo,
esa mirada retraída
que parecía perderse
en lejanos rincones.
Amo, porque amo
sus labios temblorosos
cuando insinuaba
una sonrisa después
de un beso robado.
Amo sus manos
cálidas, suaves como
la seda que cubre
su seno. Amo lo
que ella representa
en mi vida, porque
siempre está en mi.
Amo y amaré
su alma sencilla,
toda la vida, hasta
mi postrer pensamiento.
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